El Diccionario Ilustrado de la Lengua Española lo define así: “Abstenerse de comer” (algo sólido). El agua, ¿es comida? No; el agua y la comida son dos cosas diferentes. El agua apacigua la sed y no es un estimulante como los alimentos. La comida es la nutrición para el cuerpo en forma sólida. El apóstol Pablo describe una diferencia entre hambre, sed y ayunos, cuando dice:
“En hambre y sed, en muchos ayunos”. 2 Corintios 11:27. Click To Tweet
EL AGUA
En Marcos capítulo 8, Cristo alimentó a 4,000 personas; les dio pan y peces porque tenían tres días sin haber comido nada. De acuerdo a las Escrituras, Jesús no les ofreció agua, porque el agua estaba disponible en los arroyos, fuentes y manantiales.
El significado de ayuno viene de la palabra hebrea «tsûwm», y según la concordancia Strong significa “cubrir la boca”.
Ayunar es más que no comer, es “accionar y esperar en Dios”. Éste es el verdadero ayuno del que habla Isaías 58. Dios empieza con una advertencia, anunciando la rebelión y el formalismo de los maestros judíos.
Los ancianos y los sacerdotes discutían acerca del tiempo exacto y de la forma en la cual el ayuno debería ser observado, especialmente en los días nublados, en los cuales no había puesta del sol y era dificultoso en ponerse de acuerdo con el tiempo. Es por eso que Pablo habla a los Colosenses acerca de lo relativo a las observancias. “
Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiestas, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo”. Col.2:16-17.
Todos los días buscaban a Dios (v. 2) y venían a sus reuniones a adorar y alabar, dispuestos a conocer la perfecta voluntad de Dios en ayuno y oración; les gustaba escuchar las buenas predicaciones, especialmente cuando invitaban a un orador.
“Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, PERO NO LAS PONDRÁN POR OBRA”. Eze. 33: 32.
Parece que los líderes del pueblo obtenían gran placer en la religión, “jugando a la iglesia”. Daban la impresión de ser humildes en la casa de Dios, pero en sus propias casas eran duros con su familia y con los vecinos. Enseñaban dolor, pero caminaban con su orgullo. Note que aquellos que ayunan y oran sin arrepentirse de su propio ciclo de pecados, no muestran los motivos correctos del ayuno y el temor de Dios está ausente, engañándose a si mismos. Sin embargo, se mostraban como los grandes maestros con reputación y respeto ante los ojos del mundo. Ellos creían que iban a tener la atención de Dios por “su humildad y ayuno”. En el verso 3, los líderes religiosos acusan al Señor y se quejan contra Dios, simplemente porque Él no les respondió. Ellos mismos tomaban placer de sus servicios externos y se jactaban acerca de sus hechos; no enseñaban misericordia, explotaban a sus trabajadores, se mostraban egoístas, arrogantes y contenciosos. Inclusive, ayunaban y oraban para que Dios les contestara las peticiones en contra de los pobres. Hacían algo parecido a lo que hizo Jezabel cuando proclamó ayuno a todo el pueblo en contra de Nabot, para conspirar y levantar calumnia y matarlo, porque sólo así podría obtener la viña de Nabot y dársela a su esposo Acab. 1 Reyes 21.
EL VERDADERO AYUNO QUE DIOS ESCOGIÓ
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano. Isaías 58:6-7.
El verdadero ayuno debe practicarse en espíritu, alma y cuerpo. En primer lugar, dentro de este ayuno escogido por Dios, debemos presentarnos con un corazón limpio, buscando la justicia y con un genuino amor a Dios y hacia nuestro prójimo; esto nos dice que el verdadero ayuno no es conseguir cosas de Dios sino accionar en amor.
El verso 7 nos ilustra cómo movernos en las áreas emocionales y físicas. En el ayuno Dios desea que mostremos nuestro amor por el prójimo: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios”. 1 Jn. 4:7. Al mostrar amor al prójimo involucramos nuestros sentimientos y emociones. Esto significa que cuando “veamos al desnudo” lo cubramos. Y ¿Por qué debemos de escondernos de nuestro hermano? Al contrario, nuestro deber es mostrarle amor, aprecio y comunión. También Dios pone énfasis en las necesidades físicas en “que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres albergues en casa” porque la tarea de hacer caridad fortalece y refresca el alma y el cuerpo. Los que aman la misericordia y las buenas obras acompañada de la fe, hacen llegar las bendiciones de Dios.
EL AYUNO CAMBIA AL HOMBRE NO A DIOS
“Dios tiene dos tronos. Uno en lo más alto de los cielos y otro en el más humilde de los corazones”. D.L. Moody. Click To Tweet
El ayuno debe realizarse con el único propósito de buscar la presencia de Dios y alimentar nuestro espíritu para tener victoria sobre la naturaleza carnal. Gál. 5:16-17. El ayuno no cambia a Dios, SINO CAMBIA AL SER HUMANO. Al ayunar nos humillamos delante de Dios para obtener su gracia y favor y a la vez, reflexionar en nuestro corazón sobre los motivos correctos del ayuno. Dios sigue siendo Dios sin nosotros, pero nosotros sin Dios no somos nada.
“Humillaos delante del Señor, y Él os exaltará”. Stgo. 4:10. El ayuno es un plan de Dios para que el ser humano crucifique la carne, y tome una decisión consciente en su interior de amar a Dios sobre todas las cosas con todo su corazón, alma y fuerzas. Entonces, al estar el hombre en esta posición así, Dios lo exalta como lo describe Santiago.
Mucha gente piensa que humillarse debe exhibirse externamente, haciendo las cosas religiosamente sin escuchar la voz del Espíritu Santo. Sin embargo, la verdadera humillación acontece en la intimidad con Dios a fin de obedecer Sus mandamientos.
Bárbara Larmoyer dijo: “Cuanto más callados estamos, mejor escuchamos. Si gritamos al mismo tiempo que otros, perdemos la facultad de oír”. Click To Tweet
El ego comienza a luchar con el propósito de crear una identidad superior ante los ojos de los demás; esto llega a convertirse en una lucha por sobrevivir porque en el interior del ego existe un sentimiento profundo de insatisfacción de: “no tengo lo suficiente”, por lo tanto, “no soy suficiente”. Una persona reacciona así porque está controlado por los deseos de la carne. Necesitamos ser crucificados. Pablo dijo: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”. Fil. 2:3. El ayuno hace que nos sometamos al Espíritu de Dios, luego Él comienza a trabajar en el hombre interior para hacer los cambios respectivos. Cuando nos sometemos a Dios cambiamos de actitud, por ende, la familia, los compañeros de trabajo y todo nuestro entorno cambia. Entonces encontraremos nuestro correcto hábitat de asociación. “Sino asociándonos con los humildes”. Rom. 12:16.
Entonces ¿Qué decides? ¿Quieres iniciar uno? ¡Hoy es el tiempo, al inicio de este año 2018 porque grandes cosas Dios hará con Su pueblo aquí en la tierra! ¡Involúcrate!
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